
Soy de la UNED... aunque este año nos ha costado.
Cuando inicié mis estudios de Ciencias Ambientales en la UNED el año pasado (actualmente la Licenciatura, aunque posiblemente el próximo año pase al Grado) ya conocía de primera mano que la universidad pública a distancia de nuestro país adolecía de algunos pequeños defectos, como un servicio de atención en ocasiones enojoso, que tiene una tendencia bastante marcada a responder a los usuarios reenviándonos a páginas que ya hemos consultado pero cuya información nos resulta en un momento dado insuficiente o equipos docentes cuya atención oscila entre los manifiestamente preocupados por el aprendizaje del alumnado a los que cumplen su labor casi podríamos decir que con desidia. Podría decirse que, como en botica, hay de todo. Sabido esto, y dado que no me quedaba otra opción si quería compaginar el trabajo con los estudios, y que estos estuviesen relacionados con mi pasión por la naturaleza, opté por cursar Ambientales a distancia.
De la experiencia del pasado curso ya he hablado con anterioridad y lo cierto es que, saboreado cada momento de esfuerzo así como el resultado obtenido (el principal en una carrera que se estudia por devoción, el del propio aprendizaje), no puedo más que recomendar la UNED como centro de estudio si realmente es el campo donde uno quiere avanzar, ya que exige autoimponerse una disciplina férrea (tanto más cuanto ambiciosos hayamos sido con el número de asignaturas en que nos hayamos matriculado).
Sin embargo, este año mi visión de la UNED ha cambiado un poco. Este cambio (negativo) ha venido suscitado por la escasa capacidad de reacción ante una situación que se veía venir a principios de septiembre. Por aquel entonces comencé a notar, imagino que como tantos compañeros, cambios en el sistema informático que tendría que dar acogida este año a los estudiantes de las titulaciones en extinción (licenciaturas, diplomaturas, ingenierías e ingenierías técnicas) así como a los de títulos propios (másteres y expertos universitarios), además de a los estudiantes de los nuevos Grados y Másteres EEES.
Hace dos meses esos cambios se tradujeron en un comportamiento inestable del portal de la UNED, en problemas de acceso a determinadas zonas de usuario con diversos navegadores (lo que ayer funcionaba con todos los que suelo usar hoy sólo lo hace con Explorer y mañana resulta que lo hará con Chrome o Firefox) manifestando así el infierno que resulta desarrollar aplicaciones para la web (algo que conozco a fondo gracias la propia experiencia laboral) pero que no debería de llegar al usuario como estaba ocurriendo. Visto el problema decidí escribir al CAU (Centro de Atención al Usuario) para que tomasen nota de ello, recibiendo por respuesta un correo en el que me recomendaban limpiar el navegador de archivos temporales y cookies y una serie de instrucciones básicas para evitar que se quedase información en la caché del navegador que provocase el problema. Agradecido de cualquier modo les indiqué que los problemas tenían toda la pinta de ser provocados por los cambios que estaban realizando en sus sistemas y lo dejé estar.
Cuando llegó el periodo de matriculación volví a encontrarme con varios problemas de acceso, esta vez provocados por problemas de comunicación con los servidores de bases de datos. Notificado el error recibí un mensaje impersonal en el que me comunicaban que les constaba que había errores en el proceso de matriculación que estaban siendo solventados. Posteriormente pude completar la matrícula y quedé a la espera de la apertura de los cursos virtuales que, se esperaba, debería producirse a mediados de octubre.
Pasada la fecha de apertura sin que pudiésemos acceder a los cursos virtuales apareció un cartel indicando que comenzarían a estar operativos a partir del día 21 de octubre algo que, desde luego, no ocurrió. El día 21 prácticamente nadie tenía acceso a los mismos (al menos nadie de Ambientales conocido y, por las quejas que aparecían en el único foro visible, el de estudiantes de la Facultad de Ciencias, prácticamente nadie de ninguna otra titulación) y días después a algunos compañeros les aparecían asignaturas sueltas, algunas incluso de otras carreras en las que no estaban matriculados. El malestar general se fue plasmando en correos electrónicos de protesta al CAU, a la Secretaría de la facultad, al Defensor Universitario y al Rector, entre otros. Las respuestas fueron de todo tipo. Desde el CAU, una vez más, respuesta impersonal a modo de circular (idéntica, por cierto, a las otras 3 que me enviaron en días precedentes ante preguntas de índole diversa), otra genérica aunque mejor enfocada por parte del Rector, que nos indicaba que estaban haciendo lo posible pero que se habían saturado los sistemas informáticos por el gran volumen de matriculaciones, hasta la más coherente de todas, la del Defensor Universitario, personal de cabo a rabo y en la que recomendaba empezar a estudiar con el material disponible (por ejemplo, usando la bibliografía básica de cada asignatura) y escribiendo a los equipos docentes de las asignaturas en que nos hubiésemos matriculado porque aunque los cursos virtuales son un gran apoyo al estudio no son completamente necesarios. En esto estoy completamente de acuerdo con él y lo cierto es que ya había comenzado a estudiar el día 1 de octubre y días atrás escribí a mis profesores para saber si había que entregar alguna PED (Pruebas de Evaluación a Distancia) y poder planificarme para realizar estos trabajos obligatorios.
Finalmente, a trancas y barrancas todo pareció ir funcionando y el pasado viernes, 29 de octubre, comenzábamos a tener acceso a nuestras asignaturas en los cursos virtuales. Curiosamente, al menos en las que estoy matriculado, la participación de los alumnos ha sido bastante tímida. Personalmente, creo que es normal que el mal funcionamiento de la UNED en este arranque de curso (esperemos que sea el único en que se produzca, aprendiendo así de los errores cometido) haya suscitado malestar entre los estudiantes, aunque también es cierto que parece volcarse en los cursos virtuales un peso mayor del que realmente pueden tener. No digo que como herramientas de comunicación con cumplan sobradamente los objetivos que le serían exigibles, pero sí que puede solventarse su ausencia mediante los cientos de alternativas de comunicación existentes hoy día gracias a Internet. Y, por otro lado, creo que tampoco se habría puesto al límite la paciencia de los estudiantes si se hubiera llevado a cabo una comunicación clara y fluida por parte de los responsables de las áreas afectadas por el problema, ya que en su mayor parte, por lo que la conozco, la comunidad universitaria perteneciente a la UNED es bastante comprensiva y está acostumbrada a habituarse a los cambios e imprevistos que puedan surgir a lo largo del año académico.
¿A qué quiero llegar con todo esto? La verdad es que no lo tengo muy claro; tal vez a hacer público el desbarajuste con el que ha comenzado el año académico 2010-2011 en esta universidad, a manifestar la frustración que hemos sufrido tanto s y, sobre todo, a animar a los compañeros a seguir trabajando. Y a narrar algunas de las aventuras y desventuras que supone estudiar Ambientales en la UNED, que al fin y al cabo es la categoría más abandonada del blog, jeje.
¡Salud!
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